miércoles, 9 de marzo de 2016

Cosas que no entiendo de los hombres

Como bien dice el título, este post está dedicado a algunas formas de actuar de los hombres hetero a la hora de ligar (o al menos intentarlo) que me parecen cuanto menos extrañas. Antes de empezar quiero aclarar varias cosas.
1. voy a generalizar y, como cada vez que se generaliza, no todos se sentirán identificados con lo que escriba.
2. He excluido a los hombres homosexuales porque en estas cuestiones no conozco cómo actúan de primera mano.

Ahora que he aclarado las cosas voy a comenzar:

1. ¿Por qué los hombres siguen sin entender que NO ES QUE NO?
A todas o casi todas las mujeres nos ha pasado que un chico intenta ligar contigo y, primero amablemente, luego borde y finalmente gritando tienes que decirle que no, no estás interesada. Y aun así no lo entienden. ¿Pero no hemos escrito suficientes veces que no significa no? ¿A pesar de eso seguís sin creernos? ¿Tiene que decíroslo un hombre para que lo entendáis?
Hay veces que es imposible librarse de un hombre, a no ser que embauques a un amigo para que empiece una "pelea de gallos" con el ligón en cuestión (si hay otro hombre contigo con suerte se echan atrás) o incluso te toque huir, literalmente, de él.
Esto último me pasó una vez. Menos mal que el local era inmenso y pude huir con la excusa de ir al baño. Lamentablemente, unas dos horas después, el chico volvió a encontrarme y tuve que volver a decirle 1000 veces que NO. No se fue hasta que le mandé unas cuantas veces a la mierda.

2. Siguiendo con el tema del NO: ¿Por qué a veces insisten hasta que les dices que tienes novio?
No importa que en realidad estés soltera, parece ser que la mejor solución si quieres deshacerte del pesado de turno es decir que tienes novio. Ya puedes decir que no te interesa, que te parece el hombre más feo de la tierra, que no le tocarías aunque fuese el último hombre en la faz de la tierra, que no te va a dejar en paz hasta que las palabras "tengo novio" salgan de tu boca. Por lo visto si ya eres propiedad de otro se replantean seguir dándote la vara.
Y esto no ocurre sólo cuando sales de fiesta. Muchas mujeres famosas o relativamente famosas (ahora con las redes sociales es mucho más fácil ser más reconocido) tienen que recurrir al "tengo novio" para que los hombres comprendan que enviar mensajes diciéndoles toda las porquerías que se les ocurran no es ni mucho menos lo mejor en lo que pueden gastar su tiempo.

3. ¿Por qué los hombres se creen que nos enamoramos en un segundo y pensamos que son el amor de nuestra vida?
Si alguna vez os habéis descubierto viendo series tan terribles como "Dos hombres y medio" u otras series en las que el tema principal no es el ligón de turno pero también hay uno (admitámoslo, en casi todas las series hay uno), como en "Cómo conocí a vuestra madre" seguramente os habréis preguntado una cosa: ¿Por qué todas las mujeres con las que ligan son tan tontas y tan enamoradizas y se creen que han encontrado al amor de su vida? ¿De verdad alguien cree haber encontrado el amor de su vida en un tío al que has conocido la noche anterior en un bar y con el que te has liado? Yo desde luego no. Si salgo y ligo con un hombre desde luego no espero que sea el amor de mi vida. De hecho es posible que ni me haya molestado en recordar su nombre. ¿Por qué? Porque quizás esa noche he salido exactamente para lo mismo para lo que ha salido el hombre de turno: para pasar un buen rato y nada más.
Claro que es posible conocer al amor de tu vida en un bar, una discoteca, etc. Pero es raro que una relación dure mucho si se basa esencialmente en si la persona elegida está buena o no.


4. ¿Por qué sienten la necesidad de silbar, pitar, soltar algún piropo, etc.? ¿Es acaso un impulso innato en los hombres? ¿Es parecido al de pegar una patada a cualquier balón que ven?
Vale, lo del balón también lo hago yo. Pero no veo qué clase de impulso lleva a pitar a un chico si me parece mono. Las mujeres también vemos hombres que nos gustan y que nos ponen por la calle (sí, también nos pasa a las mujeres, es lo que pasa si tienes ojos) pero de ahí a silbar, pitar, piropear, intentar tocar, mirar descaradamente, restregarme contra él.... NUNCA. A lo mejor me entra el impulso de presentarme y darle mi número de teléfono. Y ya.


En fin. Estas son mis reflexiones de las tres y media de la madrugada de una noche de insomnio.

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